COMUNICACION Y CULTURA

El concepto de cultura es útil para comprender como se organizan las diferencias y los conflictos en una sociedad, como se construye un orden social, que no necesariamente será homogéneo y coherente. Es imposible considerar una situación de comunicación al margen de las condiciones sociales y culturales en las que se desarrolla.

En el lugar donde usted vive debe haber una plaza principal, allí seguro la gente se reúne, pasea, se encuentra, se producen situaciones de comunicación. Pero no todos pasean de la misma manera, ni a la misma hora, ni por los mismos lugares. Esas diferencias pueden demostrar intereses diferentes, pero también diferentes posiciones sociales.

Todo esto nos lleva a pensar la comunicación desde la cultura. Fueron los antropólogos los primeros en plantear que la cultura es constitutiva de los seres humanos y que, del mismo modo que permite la distinción entre la humanidad y el resto de los seres vivientes, es fuente de diferencia y diversidad. Todos los seres humanos poseen cultura, considerando a la misma como el conjunto de las actividades y producciones de todas las personas que componen una sociedad. Es decir, la cultura como el modo en que viven las personas, con sus valores, sus tradiciones, sus rituales, creencias, objetos y sus modos de usarlos. Las personas viviendo con sus prácticas, rutinas, trabajos, modos de hablar, de vestir y comer, sus fiestas, sus dioses, etc.

Según Raymond Williams, además, al término cultura lo constituyen el conjunto de procesos que generan modos de vida específicos. La cultura es el conjunto de acciones de los miembros de una sociedad que tienen un significado. Estas significaciones no son ideas abstractas sino que se plasman en prácticas de la vida cotidiana y en objetos específicos.

En una sociedad no solo el lenguaje y lo que dicen los medios tiene valor comunicativo, las señas, los gestos, las miradas, las vestimentas importan. Por lo que pensar en la cultura es pensar en la comunicación de valores culturales, de nuestra cultura. Recordemos también que la producción
de significaciones es siempre social y, por lo tanto, atravesada por un conjunto de condicionamientos sociales.

De tal manera, se vuelve necesario pensar la comunicación como parte de esos procesos sociales y culturales con actores, conflictos y situaciones diferentes. Pensarla desde las dinámicas culturales que expresan relaciones de desigualdad, mas allá de las experiencias compartidas por todos, de nuestra identidad como grupo.

Entonces juegan ambos elementos en la constitución cultural de una sociedad, lo común a todos (el amor a la camiseta, el sentirse argentinos) y lo diferente (la explotación de patrones a empleados, del centro al interior, de hombres sobre mujeres). Esas similitudes y diferencias cruzadas constituyen la identidad.

CORRIENTES TEORICAS: Los Estudios Culturales

Surgió en Inglaterra hacia los años 50. Algunos de sus autores más conocidos fueron: Raymond Williams y Stuart Hall. A esta corriente le importaba mucho entender la manera en que los sectores populares recibían los mensajes de los grandes medios de comunicación. Estos tienen intereses propios y se suponen que intentaran manipular la voluntad popular a través de los mensajes. Este acento en la recepción de los mensajes se debe a que los pensadores de esta corriente consideraban a los medios de comunicaciónun factor importante en la vida cotidiana de las sociedades industriales.
Desde los estudios culturales se revaloriza el papel del sujeto receptor. Se piensa en un receptor activo, que pueda hacer una lectura que “de vuelta” la intención comunicativa del emisor empresarial. Y teniendo presente que tanto la construcción de mensajes mediáticos como los contextos en los que se produce la recepción, están modelados por las relaciones sociales — y sus condicionamientos políticos y económicos— en las que se desarrollan, Stuart Hall afirma que hay tres maneras de leer un texto (un programa de radio o de televisión, una película, un artículo periodístico, un libro) codificado por los medios masivos:
Una lectura preferente: se realiza la interpretación esperada por el que la produce. La decodificación se produce en los términos propuestos por el código hegemónico.
Una lectura negociada: la significación que produce el texto surge de un código negociado. Se acepta el marco general sugerido por el código hegemónico, pero hay discrepancia con la formulación particular. Hay acuerdo con las grandes significaciones, con las formas de ver el mundo, pero hay desacuerdo con el caso concreto, la significación preferente.
Una lectura opositora: el receptor comprende perfectamente lo propuesto por el código hegemónico, pero la significación se realiza a partir de un marco interpretativo de referencia diferente. Es decir, los mensajes son decodificados en función de un código alternativo que se posiciona críticamente con relación a los valores del código hegemónico.

No todos los lectores interpretan una información de la misma manera, y esas diferencias permiten que los pueblos se revelen contra lo que los medios quieren construir como la “verdad”. Cada potencial receptor tendrá una facultad psicológica de decodificación específica, una posición social determinada y un conjunto de códigos y competencias culturales específicas que le permitirán entender de diversa manera un mismo mensaje. Estas lecturas distintas de un mensaje a las propuestas por los medios, es fruto de la polisemia presente en todo mensaje. No tienen un sentido único y fijo, por lo que un mismo objeto comunicacional puede ser interpretado de diferentes maneras.
Los Estudios Culturales pensaron la realidad desde la cultura, y fue el inglés Raymond Williams quien propuso pensar a la cultura como un sistema significante a través del cual un orden social se organiza, se comunica, se experimenta, se reproduce y se transforma. De este modo, toda práctica social —por definición también cultural— es portadora y productora de significación social. Por lo tanto, toda práctica sociocultural es también constitutiva del orden social del cual es parte y en el cual se desarrolla; como así también ordena las significaciones globales (los sentidos) dominantes en ese orden social. (Ver "comunicación y cultura" en este blog) http://saberycomunicacion.blogspot.com/2007/10/comunicacion-y-cultura.html

Si pensamos en algunos ejemplos de lo anterior decimos que quien consuma un CD de la Mona Jiménez (cantante de cuarteto -música popular de Córdoba, Aregntina-) tiene características culturales y ocupa un lugar socioeconómico diferente del que consume jazz, el precio del CD es menor, los lugares y situaciones donde se escucha es diferente; aunque ambos son iguales de valiosos, son distintos. La cultura se organiza junto a la sociedad, piense sino en un baile y en un recital de rock, en la cantidad de policía que hay en uno y en otro, y en las clases sociales que asisten a uno y a otro; en como se dan las peleas, en las bebidas que se toman, etc.

CORRIENTES TEORICAS: Enfoques Semiológicos

La semiología o semiótica encuentra sus orígenes al comienzo del siglo XX como resultado de las preocupaciones del lingüista suizo Ferdinand de Saussure y del filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce.

Los estudios semiológicos permitieron una explicación estructural del fenómeno de la cultura y dentro de ella de la comunicación.

La semiología estudia, según una conocida definición de Saussure, “la vida de los signos en el seno de la sociedad”. Aquí hay que notar dos cosas: Primero: se trata de las “voces de la calle”, no de “las voces del diccionario”. Es decir, el sistema que estudia la semiología está vivo; cambia, transforma sus reglas en la medida que la gente lo usa. Un ejemplo para que usted tenga una medida: durante décadas la Real Academia Española (RAE) prescribió la grafía “güisqui” para la famosa bebida blanca; la última versión (2002) del diccionario de la RAE aceptó la derrota y oficializó la grafía “whisky”, que es como todo el mundo la escribe.

Segundo, por signo se entiende cualquier cosa que pueda comunicar, un vocablo claro está, pero también una imagen, un gesto, la moda, los olores, la arquitectura, etc.

Para entender cómo y qué comunican los signos, la semiología se preocupa por detectar las reglas que organizan el funcionamiento de los códigos y los valores sociales que las sostienen.

Ronald Barthes afirma que “la semiología estudia esa misteriosa operación mediante la cual un mensaje cualquiera se impregna de un segundo sentido, difuso, en general ideológico, al que se denomina sentido connotado”. La connotación es el procedimiento que pone en relación un signo con los valores y los discursos que circulan en la sociedad. Así, una persona ataviada con un buen traje y perfume importado no solo “hablará” de una determinada actividad (empresario, gerente, etc.) sino de “éxito”, “respetabilidad”, etc. Por el contrario, la imagen de un muchacho con campera de cuero negra, tachas y cabellos engominados hacia arriba nos connotará probablemente “violencia” y “marginalidad”, aunque se trate de un bonachón cuya única intención es impresionar a su novia. Los valores son realidades ideales (inmateriales), asociados en general a deseos, fantasías y sentimientos profundos, que nos hacen estimar diversamente a las cosas. La amistad, la belleza, el poder, la dignidad, el reconocimiento social, el éxito laboral y comercial, etc., son valores sociales.
Los semiólogos destacan la producción social del sentido. Todos los mensajes que circulan en la sociedad son textos, es decir unidades que se componen de distintas materias significantes (escritura, imagen, sonido, etc.). Los textos no pueden entenderse como entes aislados, ya que su sentido surge de su relación con otros textos. Otro de los factores claves que hay que tener en cuenta son las condiciones sociales y materiales en el que el texto es producido y receptado.
Así considerado, debemos hablar de discursos: el texto no se termina en sí mismo, implica describirlo como una serie de operaciones discursivas que dan cuenta del proceso de producción social del discurso, la forma en que el texto adquiere su sentido definitivo y completo.
Verón describe al proceso de producción del discurso como una unidad compuesta por varios momentos:
En el momento de la emisión destacamos las condiciones de producción del mensaje. Los mensajes se emiten desde algún lugar y en ciertas condiciones. Luego viene el momento de la circulación; un momento donde emisores y receptores tienen influencia pero que no controlan. Es el momento más social y es donde se juega el sentido de los mensajes. Finalmente tenemos el momento de la recepción en donde encontramos las condiciones de reconocimiento de los mensajes. Aquí interviene un procedimiento similar al de la producción; la recepción (y el sentido) se concreta en cierto lugar y bajo ciertas condiciones.
El resultado de este proceso es la construcción del sentido social de los mensajes.

En el terreno de la circulación social los mensajes atraviesan una intrincada red compuesta por una multiplicidad de otros mensajes y por los valores sociales. Allí los mensajes se consolidan, se potencian o se desvanecen y se olvidan, afectados por los valores.
Habrá siempre cierto grado de "negociación" o intercambio entre emisores y receptores. Intercambio desigual, pues las relaciones de poder implican que emisores y receptores no tengan las mismas posibilidades de imponerse.
El sentido de las palabras, los gestos, las imágenes, los signos en general, está compuesto de dos caras: una individual otra social.
En el momento de la circulación el mensaje adquiere su sentido social, afectado por los valores predominantes en la sociedad y entrecruzado por una multitud de otros mensajes. Es justamente allí donde el "sentido común" opera.

Para los semiólogos los medios masivos no son, en modo alguno, los únicos que intervienen en la construcción del sentido. No son vistos como los omnipresentes y todopoderosos emisores que describieron tanto los estudiosos de la Mass Communicatios como los de Franckfurt. Por esta misma razón estudian o registran muchas otras manifestaciones culturales y simbólicas.

Sin embargo, los semiólogos dan cuenta del rol de los medios, sobre todo en el momento de legitimar el discurso social: "Si no estás en los medios, no existís" parecen decir. Los medios establecen el escenario y los límites donde el discurso se desenvuelve. El discurso adquiere calidad de "realidad" social una vez que está en los medios.

CORRIENTES TEORICAS: Teoría Crítica o Escuela de Frankfurt

Esta perspectiva se enfoca fundamentalmente en el cambio social y en las contingencias que van ocurriendo y que provocan cambios históricos. Esta visión es contraria a la idea del estancamiento social. Por lo tanto, enfatiza en la diacronía o cambio en el tiempo, en contraposición a las teorías funcionales y estructurales que enfatizan en la sincronía, es decir que tienden a considerar los fenómenos como estables a lo largo del tiempo.
Por Escuela de Frankfurt se conoce a un grupo de filósofos alemanes, científicos sociales y críticos culturales asociados con el Instituto para la Investigación Social fundado en la ciudad alemana de Frankfurt en 1923. El proyecto que impulsaron estos intelectuales era construir una “teoría crítica de la sociedad”. Las figuras más destacadas de la Escuela de Frankfurt son: Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm y Jürgen Habermas. Tardíamente, también se asocia a Walter Benjamin entre ellos.
El programa de este grupo de intelectuales consistía, en última instancia, en vincular la teoría con la práctica, para proveer ideas y de esta forma ayudar a las personas a cambiar las condiciones de opresión en las que viven y alcanzar la emancipación humana. Se preocuparon por entender y explicar “el estado de barbarie” en el que había caído la humanidad.


Desde los años veinte hasta el estallido de la segunda guerra mundial los exponentes de la Escuela de Frankfurt compartieron tres experiencias que han marcado su reflexión: el proceso de burocratización en la Unión Soviética, la consolidación de los regímenes fascistas (en Alemania y en Italia) y la potencia integradora del capitalismo en la “sociedad de consumo”.

Si tenemos en cuenta el modelo de comunicación, podríamos afirmar que los teóricos de Frankfurt analizan el ¿quién? para comprender el origen y el marco referencial del proceso comunicativo.
Los medios de comunicación masiva tienen un efecto “adormecedor” y alienante” que se traduce en la pasividad de la opinión pública. Desde este enfoque los medios aparecen como aparatos cohesionadores e integradores de la sociedad capitalista.

Alienación y manipulación: son dos conceptos fundamentales en la teoría crítica. Un individuo está alienado cuando deja de pensar por si mismo, en sus propios intereses, no actúa con juicio racional, es decir “pierde la conciencia”. El “loco” está alienado, fuera de sí.
El concepto de manipulación esta ligado a “manejar”, controlar la voluntad de otras personas a
través del uso de ciertos instrumentos tales como los medios de comunicación.
Alienación y manipulación describen en realidad un mismo fenómeno: El emisor manipula, el receptor está alienado.

En 1947, con la publicación de la obra de Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la llustración, se acuña el concepto de Industria Cultural. Así se denominó al sistema de producción de bienes culturales que, fundamentalmente a través de los medios masivos, se
convirtió en el dominante de nuestra cultura durante el siglo XX.


Un video clip, las revistas de chismes, los hits musicales, las telenovelas, los relatos deportivos y los dibujos animados constituyen, entre muchos otros, productos de la industria cultural.
Entre otras intenciones, el concepto pretende superar la noción de cultura de masas, como si la cultura que surge en los grandes conglomerados fuera algo que se origina naturalmente en ellos.
Podríamos afirmar que "cultura de las masas" es la cultura que hace la gente, la verdadera cultura popular, mientras que "cultura de masas" es la producida por el sistema para manipular a la gente, es decir "industria cultural".


Adorno y Horkheimer describieron cómo los hechos culturales, al convertirse en mercancías, empiezan a producirse en serie, de la misma manera en que se fabrican heladeras o caramelos. Además, se los fabrica para ser consumidos: El músico compone para vender miles de compactos. Si no logra que su canción sea consumida, su obra “no existe” en términos de la industria cultural.


Industria Cultural ------------ Consumidor
Emisor ---------------------------> Receptor
Manipulación ------------ Alienación

Otro aspecto que la teoría crítica destaca es que la industria cultural invade el tiempo de ocio, de recreación del individuo y lo asimila a las formas propias del mundo del trabajo.
Las personas programan su tiempo de ocio con la misma lógica instrumental y consumista que opera en el mundo del trabajo. Ir al cine, caminar por el shopping, escuchar música, comer en un restaurant determinado o mirar televisión suelen ser las respuestas de la mayoría de las personas a quienes se les pregunta sobre qué hacen en su tiempo libre. De modo tal que aquel espacio donde podía ejercerse la solidaridad colectiva, la creatividad y la libertad, la reflexión y la crítica, se disuelve en un entretenimiento enajenante.

La industria cultural no es más que una de las expresiones del desarrollo de la concentración del capital y del dominio tecno-burocrático de los diversos sistemas de producción cultural. Sin embargo, la industria cultural no sólo juega un papel fundamental en la acumulación capitalista, también genera un proceso de conformismo y de subordinación de las masas hacia el régimen establecido.

Tres tipos de cultura:

La escuela de Frankfurt distinguió culturas con características distintivas:
Cultura Popular: Son hechos culturales producto de la propia actividad de una determinada comunidad (sin intervención de la industria). Por ejemplo compartir un mate o jugar a las bochas.
Cultura de Elite: Fruto de un estudio sistemático en instituciones apropiadas. Un congreso de neurocirugía o las reglas de ceremonial y protocolo son parte de la cultura de elite.
Cultura de Masas: Fruto de la Industria Cultural.

CORRIENTES TEORICAS: Mass Communications Research

Mass Communications Research


No es una única teoría sino una corriente o línea de investigación en cuyo seno se han desarrollado varias:
Los años 30 son el escenario de grandes acontecimientos mundiales. Poco tiempo antes se habían acallado los cañones de la primera guerra mundial; la revolución rusa por un lado, Mussolini y luego Hitler por otro, estaban presentes; además de la guerra civil española en pleno
desarrollo. En todos estos procesos la propaganda política había tenido gran influencia. En este marco se desarrolla una de las primeras reflexiones sobre la comunicación: La teoría de la Aguja hipodérmica. Lo de la “aguja” o“inyección” que nos colocan “debajo de la piel” (hipodérmica) es una metáfora para mostrar un esquema o modelo de lo que sucede con la propaganda y en general con cualquier mensaje. Para esta teoría el receptor poco y nada puede hacer una vez que el contenido de la “inyección” (la propaganda o mensaje) ha llegado a su piel. El receptor es pasivo y quien lleva toda la actividad es el emisor. El mensaje tendrá mas efecto en la medida en que la “inyección” sea mayor o se repitan sus dosis.

Orson Welles y los marcianos

El gran actor y cineasta Orson Welles fue protagonista en 1938 de una de las experiencias más impactantes de su época. En la noche del 30 de octubre interpretó por la CBS un radioteatro basado en la novela “La guerra de los mundos” de H. G. Wells. En la obra se relataba una supuesta invasión de los marcianos a la Tierra. Welles sólo mencionó al comienzo de la emisión que se trataba de una obra de ciencia ficción, luego el programa relató la invasión, con “especialistas”, “móviles en vivo” y el ulular de las sirenas incluidos. El público asumió la emisión como real y se produjo un fenómeno de pánico, con miles de personas asustadas en las calles y cientos tirándose por las ventanas.

En la base de este planteamiento subyace la idea de estímulo-respuesta. Es decir: a tal estímulo del exterior, el ser humano responde siempre de la misma manera.

Quienes impulsaron la idea de la “aguja hipodérmica” consideraban que entre el emisor y el receptor no había nada, no se producía ninguna transformación ni afectación. Se esperaba una respuesta inmediata y similar en todos los receptores a un mensaje concebido como estímulo.


El Funcionalismo
El esquema estímulo-respuesta demostró rápidamente sus limitaciones para explicar una comunicación cada vez más compleja. Los estudiosos que intentaban respuestas desde el punto de vista de la Mass Communications dieron la bienvenida a los aportes que desde la sociología intentó el funcionalismo.
La pregunta básica para esta teoría frente a cualquier mensaje es: ¿qué función cumple este mensaje en relación a la sociedad, al correcto funcionamiento y al desarrollo armónico de esta última?
El funcionalismo tomó prestado de las ciencias biológicas la idea de que todo agente debe ser considerado como parte de un sistema natural o de un cuerpo orgánico. El objetivo de ese sistema o cuerpo será el de funcionar correctamente, crecer y desarrollarse. Cualquier agente, interno o externo, que vaya en contra de esta función principal debe ser tratado como un “virus” o un contaminante y por lo tanto debe ser eliminado o neutralizado.

Los mensajes son tratados de la misma manera. Habrá mensajes funcionales porque su contenido colabora con el mantenimiento y equilibrio de la sociedad; mensajes que contribuyen a la adaptación o ajuste a un sistema dado. Y mensajes disfuncionales que se ven como molestias, como desequilibrios en el sistema y por lo tanto deberán ser neutralizados o eliminados.
El modelo de comunicación desarrollado por los funcionalistas puede sintetizarse así:
¿Quién (emisor), dijo qué (mensaje), por qué canal (código y canal), a quién (receptor) y con qué efectos (feedback)?
Cada una de estas preguntas proponen distintas áreas de investigación: el “análisis del control”, el “análisis del contenido”, el “análisis de los medios de comunicación”, el “análisis de la audiencia” y el “análisis de los efectos” respectivamente.

Sin embargo, la Mass Communications profundizó sólo en el análisis del contenido y él de los efectos, muy relacionados entre sí.
En el primer caso, asumió como característica la de intentar una “descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de las comunicaciones”. En otras palabras: cuantificar, medir cuántas palabras, frases, imágenes eran disparadas sobre los receptores y luego cuál era el efecto.
En el marco de una investigación sobre el comportamiento de los votantes en el estado de Ohio, EE.UU. durante la campaña donde resultó electo Franklin Roosevelt, el sociólogo Paul Lazarsfeld realizó un importante aporte: describió cómo, en el momento de emitir el voto, los ciudadanos prestaban mas atención a su grupo de pertenencia (familiares, amigos, compañeros de trabajo) que a la radio y los otros medios.
Lazarsfeld postuló entonces la existencia de líderes de opinión, personas que, por estar más expuestas a los medios que la mayoría, influyen de manera directa al grupo que está en contacto con ellas. Así surge la teoría del doble flujo de la comunicación o “two-step flow” (literalmente “flujo en dos escalones”). En una primera etapa o escalón todas las personas recibimos el flujo de comunicación de los medios masivos, pero es en la segunda etapa o escalón donde formamos definitivamente nuestra opinión, en relación a la persona que reconocemos como líder de opinión.
El líder de opinión no es alguien "que aparece en los medios", sino un par, un miembro de la familia, un vecino, un conocido, un compañero de trabajo, etc. Es decir, alguien del entorno cercano, que maneja mucha información sobre un tema en particular y, por esto quizá, está más expuesto a los medios.
Ejemplo: un experto en tecnología agrícola puede ser líder de opinión en su campo específico, ya que se lo consultará sobre qué maquinaria comprar, cuándo sembrar, etc. El presidente de un centro vecinal tal vez influya en las orientaciones políticas, un ama de casa de mayor edad y con familia numerosa probablemente sea consultada en su entorno sobre qué comida preparar o como cuidar a un niño enfermo.
Se habla entonces de “efectos limitados” de los medios de comunicación. Por primera vez se percibe que la recepción siempre se realiza en el marco de una red de relaciones sociales. Aquí la comunicación interpersonal adquiere tanto o más valor que la comunicación masiva.
Posteriormente, y en el marco del cierre de la II Guerra Mundial, un grupo de psicólogos investigadores encabezados por Carl Hovland describieron como un mismo mensaje puede producir efectos diferentes. Afirmaron que al menos cuatro factores intervienen en el momento de la recepción:
• El interés: Prestamos nuestra atención a aquellos mensajes que coinciden con nuestra motivación (es difícil que los hombres reconozcan muchas marcas de jabón para lavar la ropa)
• La exposición selectiva: Como audiencia tendemos a exponernos a los mensajes que coinciden con nuestras actitudes y valores, mientras evitamos los diferentes.
• La percepción selectiva: La interpretación de los mensajes depende de los valores y actitudes ya presentes en el receptor.
• La memoria selectiva: Recordamos principalmente aquello que tiende a reforzar nuestras actuales opiniones y puntos de vista.

¿QUE ES LA COMUNICACION?

El verbo Comunicar aparece en los diccionarios etimológicos antes que como el acto de transmitir o transferir algo a alguien, como "poner en común", "comulgar", "compartir".
La comunicación es un fenómeno inherente a la relación grupal de los seres vivos por medio del cual éstos obtienen información acerca de su entorno y son capaces de compartirla haciendo partícipes a otros de esa información.

La comunicación es un proceso de interrelación entre dos (o más) entes en donde se transmite una información desde un emisor que es capaz de codificarla en un código definido hasta un receptor el cual decodifica la información recibida, todo eso en un medio físico por el cual se logra transmitir, con un código en convención entre emisor y receptor, y en un contexto determinado.
UN POCO DE HISTORIA
Según RAYMOND WILLIAMS, en su significado moderno más general, comunicación pertenece a la lengua desde el Siglo XV. Su significado original es communication, del francés antiguo, del latín communicationem, un sustantivo de acción de la raíz del participio pasado de communicare, de la palabra communis, común.

De allí comunicar, hacer común para muchos, impartir. Comunicación fue en principio esa acción y luego, desde fines del Siglo XV, el objeto así hecho común: una comunicación. Esta ha seguido siendo su gama principal de uso. Pero desde fines del Siglo XVII hubo una importante extensión a los medios de comunicación, específicamente en expresiones como líneas de comunicación. En el principal período de desarrollo de los caminos, los canales y los ferrocarriles, comunicación era con frecuencia el término abstracto general que designaba estas instalaciones materiales.

En el Siglo XX, con el desarrollo de otros medios de transmitir información y mantener el contacto social, comunicación también llegó a referirse, y tal vez de manera predominante, a MEDIOS como la prensa y la radioteledifusión, aunque este uso (que es anterior en los Estados Unidos que en el Reino Unido) no se fijó antes de mediados de siglo. Así, la industria de la comunicación, tal como hoy se la llama, se distingue habitualmente de la industria del transporte: comunicaciones para informaciones e ideas, impresas y por radioteledifusión; transporte para el acarreo material de bienes y personas.